Otro film de paranoia de la guerra fría. El monstruo en este
caso es una alegoría bastante obvia de la lucha ideológica bajo una visión
negativa del comunismo como un comedor de cerebro y medula. Gracias a la era
atómica la mente se libera del cuerpo y se convierte en un devorador de
entidades individuales para la entidad colectiva.
TOMA TOTALIZADORA – LA
GUERRA ATÓMICA: LA DESTRUCCIÓN ORGÁNICA
Tampoco elegí una escena en particular. Como la anterior
película, lo que tenemos aquí es un villano elusivo y engañoso. Su poder se va
acrecentando por la falta de confrontación al subestimar o negar el poderío atómico
como un daño para la sociedad en la búsqueda de controlar al enemigo soviético.
UN MUNDO LLENO DE CUERPOS VACÍOS
O CUERPOS EVADIDOS.
Lo interesante de la metáfora es como esos cerebros pulpoides de a poco
empiezan a tener una expresividad y carácter físico neohumano. Los cuerpos de
la vieja época y vieja ideología son dejados en el suelo en espacio muertos. La
era atómica y la neurosis social de Estados Unidos ha generado su propia
destrucción. Solamente negando el poderío Atómico se puede recuperar el carácter
humano perdido.
De esta manera los cerebros pierden su fuente de alimentación: el
miedo. Que a su vez el miedo lleva a la radiación y a la Guerra Atómica. Estos
nuevos seres no son la consecuencia directa de la expansión soviética, sino
algo peor. Son el avance de un nueva sociedad que niega lo humano porque lo
humano requiere de lucha y habitabilidad del mundo (aprendiendo a convivir).
Los nuevos seres entienden que serán la nueva raza reinante, gobernados por un
mismo eje ideológico o existencial.
Próxima Película – BLACK NARCISSUS de Emeric Pressburger & Michael Powell