sábado, 25 de octubre de 2014

Análisis Nº92 - Fiend Without a Face (1958)




Otro film de paranoia de la guerra fría. El monstruo en este caso es una alegoría bastante obvia de la lucha ideológica bajo una visión negativa del comunismo como un comedor de cerebro y medula. Gracias a la era atómica la mente se libera del cuerpo y se convierte en un devorador de entidades individuales para la entidad colectiva.

TOMA TOTALIZADORA – LA GUERRA ATÓMICA: LA DESTRUCCIÓN ORGÁNICA

Tampoco elegí una escena en particular. Como la anterior película, lo que tenemos aquí es un villano elusivo y engañoso. Su poder se va acrecentando por la falta de confrontación al subestimar o negar el poderío atómico como un daño para la sociedad en la búsqueda de controlar al enemigo soviético.

UN MUNDO LLENO DE CUERPOS VACÍOS O CUERPOS EVADIDOS.

Lo interesante de la metáfora es como esos cerebros pulpoides de a poco empiezan a tener una expresividad y carácter físico neohumano. Los cuerpos de la vieja época y vieja ideología son dejados en el suelo en espacio muertos. La era atómica y la neurosis social de Estados Unidos ha generado su propia destrucción. Solamente negando el poderío Atómico se puede recuperar el carácter humano perdido.
De esta manera los cerebros pierden su fuente de alimentación: el miedo. Que a su vez el miedo lleva a la radiación y a la Guerra Atómica. Estos nuevos seres no son la consecuencia directa de la expansión soviética, sino algo peor. Son el avance de un nueva sociedad que niega lo humano porque lo humano requiere de lucha y habitabilidad del mundo (aprendiendo a convivir). Los nuevos seres entienden que serán la nueva raza reinante, gobernados por un mismo eje ideológico o existencial.

Próxima Película – BLACK NARCISSUS de Emeric Pressburger & Michael Powell

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